Aún a día de hoy, el Museo Escolar de Pusol engrosa sus colecciones semana tras semana, a causa de las donaciones que nos continúan llegando. En ocasiones aparecen piezas extraordinarias, ya sea por su antigüedad, por su exclusividad o por la historia que cuentan… Esto último es lo que ocurre con esta máquina de aparar, que ahora ocupa un espacio en la exposición temporal “Aparadoras. La conciliación de dos vidas”.

Hace ya 14 años, Félix Martínez Pérez nos donaba, entre otras cosas, esta máquina de aparar de brazo marca Singer, junto a un documento redactado por él con la historia de la pieza, cuyo propietario originario fue su gran amigo José Melero García, nacido en 1915 en Puebla de Cazalla, Sevilla.

La historia de esta Singer -procedente de Estados Unidos y uno de los primeros modelos en llegar a España-, se remonta muchos años atrás, allá por 1940, y en Algeciras (Cádiz), lugar al que el Sr. Melero se desplazó expresamente para comprarla.

A pesar de ser un utensilio de trabajo, la historia de esta máquina estuvo siempre vinculada a la vida familiar y profesional de José Melero, y a todos sus traslados y recorridos desde que la comprara en 1940. Por entonces, Melero vivía en Ceuta, donde había montado un taller de aparado y fabricación de calzado a medida de alta calidad y donde había formado una familia.

En el año 1953 se trasladaba con su esposa y sus dos hijos a Casablanca (entonces Marruecos francés) y trabajaba en distintas empresas en calidad de modelista de calzado. No dejó, nos obstante, de utilizar esta máquina de aparar, dado que aún entonces se encargaba de confeccionar algunos modelos de calzado de señora.

En 1969, la familia Melero regresaba a España con todos sus enseres personales, viajando con ellos, como no, la máquina de aparar. Primero se instalaron en San Roque (Cádiz), más tarde se trasladaron a Sax y, por último, vienen a parar a Elche, donde trabajó como modelista patronista de calzado. José Melero se jubiló en una de las empresas de D. Vicente Quiles, alcalde de Elche desde el año 1966 hasta 1979.

Ya en el atardecer de su vida y enfermo, Melero decide desprenderse de sus herramientas de trabajo, que le habían acompañado durante toda su vida. Las fue regalando a amigos y conocidos que se mostraban interesados en ellas. Quedaba su querida máquina de aparar, que deseaba que no terminara abandonada como un trasto viejo de desván… Pensó entonces en su buen y fiel amigo Félix Martínez Pérez, quien daría el mejor destino a esta máquina que tanto acompañó a la familia Melero.

Y así, con cariño y confianza, Félix Martínez se convirtió en el propietario y custodio de la máquina de aparar, que en el año 2004 pasó a formar parte de las colecciones del Museo Escolar de Pusol, actual salvaguarda de la memoria de José Melero y su familia.

Autora: Marian Tristán, coordinadora del Museo Escolar. Relato recabado por el donante Félix Martínez Pérez y los familiares de José Melero García en el año 2004.